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Los hermanos bianco y rosso

Los hermanos bianco y rosso

Descubre con nosotros la pasión y la tradición que Marco y Nicola Barollo han infundido en cada botella de vino, un viaje que comenzó con sueños familiares y se convirtió en una bodega de renombre mundial.

En los años 2000, tras completar sus estudios universitarios, Marco y Nicola Barollo decidieron seguir su sueño de crear su propia bodega, inspirados por las historias de su abuelo y su padre Alfredo, quienes dedicaron su vida al mundo del vino. 

Con la ayuda del amigo de la familia y enólogo Carlo Corino, conocido como “el Príncipe de los Enólogos” y pionero del Chardonnay siciliano, emprendieron la búsqueda de los terruños perfectos desde su ciudad natal, Padua, para cultivar vinos internacionales con carácter fuerte y apasionado, como ellos.

Marco_Nicola

¨Nuestros vinos contienen en su sabor el recuerdo de una tierra que una vez fue mar y la pasión de tres generaciones de nuestra familia."
 Marco y Nicola Barollo

En la provincia de Treviso, en Preganziol, donde el aire fresco de los Dolomitas se encuentra con el clima mitigado por el mar veneciano, Marco y Nicola Barolloencontraron un territorio inédito y lleno de potencialidades. Esta gran llanura, caracterizada por un microclima único, representaba un auténtico desafío para la época, pero su espíritu errante los impulsó a afrontarlo con entusiasmo.

Aquí, las montañas abrazan la tierra, protegiendo los viñedos de los agentes atmosféricos y garantizando una ventilación que mantiene las uvas frescas y secas, en perfecto equilibrio de sabor. 

En esta región del Véneto, al noreste de Italia, a unos 15 minutos de Venecia, los viñedos Barollo cobran vida en una tierra enriquecida por antiguas incursiones de agua de mar. este suelo salinizado con el tiempo, junto con hallazgos fósiles, sedimentos marinos, roca caliza, suelos arcillosos y margosos, confiere un sabor natural y distintivo a los vinos. La zona, con una rica tradición vitivinícola y un microclima único, guarda la memoria del mar que una vez la cubrió, ofreciendo un tesoro por descubrir que se refleja en cada copa de vino Barollo.