En la copa, este vino se despliega con un atractivo color rojo rubí que invita a explorar sus aromas y sabores. Al acercar la nariz a la copa, se percibe una explosión inmediata de fruta, con marcadas notas de cereza negra que cautivan los sentidos. A medida que el vino se oxigena, se revelan delicadas y sutiles notas florales de ciclamen, añadiendo una dimensión aromática adicional. En el paladar, se presenta con una personalidad franca y clara, de cuerpo medio que equilibra admirablemente su expresividad. Los taninos, cuidadosamente trabajados, aportan estructura sin ser abrumadores. El vino culmina en un retrogusto memorable, donde destaca un intrigante sabor balsámico y un toque especiado que añade profundidad y complejidad a la experiencia.
Este vino se recomienda servirlo a una temperatura de entre 14-16°C. Esta temperatura permitirá que el vino muestre sus características óptimas. A esta temperatura, se resaltarán los aromas de fruta, las notas florales y la estructura de taninos bien trabajados de manera ideal.
Jean-Claude Chanudet es uno de los impulsores del mundo del vino natural de Beaujolais. Esta parcela en particular fue comprada con Marie LaPierre en 2010 y se compone de 2,5 hectáreas de suelos graníticos. Sigue una filosofía similar a la de los grandes del Beaujolais: interfiere lo menos posible tanto en el viñedo como en la bodega, absteniéndose de utilizar productos químicos y aditivos nocivos e inorgánicos. En la bodega sólo se utilizan levaduras autóctonas y una larga y lenta maceración carbónica aporta la flexibilidad y suavidad por las que las cuvées de Chanudet se han hecho conocidas. Si bien no está certificado como orgánico, Chanudet sigue las mismas prácticas al pie de la letra, afirmando que no corresponde a los enólogos orgánicos escribir “vino orgánico” en sus etiquetas, sino a los demás indicar “vino producido químicamente”.
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